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  • SlimLine 38 Ventanas - Residental/Project Bloemhof situado en Groningen, los Países Bajos
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  • Marlies Rohmer Architecture & Urbanism

Bloemhof

Groningen - los Países Bajos

Tras un período en que los edificios en los Países Bajos se construían sobre todo en las áreas exteriores de las ciudades, en los últimos años el enfoque ha cambiado a la construcción en áreas urbanas. Aunque el 39% de las propuestas de construcción en ubicaciones urbanas se construyó en la década entre 1995 y 2005 (en esa década se construyó un gran número de barrios llamados VINE X, por el nombre del informe político que emitió en 1988 el Ministerio holandés de Vivienda, Planificación Territorial y Medio Ambiente), también se construyó en los límites de las ciudades, actualmente casi toda la actividad de construcción consiste en lo que se ha denominado “condensación”. El objetivo es conservar las áreas verdes de los barrios residenciales y animar a la clase media a vivir en la ciudad.

La “ciudad intensa”, un concepto de edificio residencial con varias ubicaciones que se condensan y enriquecen sistemáticamente el centro de la ciudad de Groningen, es un ejemplo típico de esta estrategia espacial en la que se llenan los “orificios” de la estructura urbana. El proyecto Bloemhof forma parte de ese concepto. El edificio, que contiene 56 viviendas para jóvenes y 1.450 m² de espacio comercial, está situado en un terreno de la antigua compañía de suministro de agua en la calle de Bloemensingel.

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Para Bloemhof, los elementos de la fachada de ladrill os especiales se diseñaron con un dibujo en relieve, que evoca la misma sensación de suntuosidad de los edificios de los siglos 19 y 20

“Hemos intentado trabajar con la cacofonía de edificios que determinan el contexto para encontrar una conexión con la estación transformadora cercana”, explica el arquitecto. “Al mantener nuestro bloque a una cierta de distancia, respetamos el monumento y, al mismo tiempo, hemos utilizado las fachadas de ladrillo ornamentado para conseguir el mismo efecto intemporal”. Pero Rohmer no deseaba específicamente recrear un edificio histórico. “Creo que la época de construcción de un edificio debe ser evidente. Los diferentes períodos de tiempo son los que hacen que una ciudad sea interesante. Ese es también el motivo por el que seleccionamos estructuras de aluminio, porque crean un aspecto elegante y moderno y contrastan muy bien con los elementos de la fachada más toscos.

El anclaje del edificio en la ciudad es un tema importante en el trabajo de Marlies Rohmer. Una manera de materializarlo es diseñando una estructura genérica que pueda adaptarse fácilmente a varias funciones con el tiempo. Por ese motivo, se ha diseñado una estructura en columna flexible para la planta baja en un patrón de anchura de construcción de 8,10-m. Las viviendas superiores tienen las mismas proporciones generosas y, por lo demás, se pueden distribuir como se desee. Todas las habitaciones tienen una generosa altura de techo, lo cual permite que el edificio se utilice fácilmente para trabajar, vivir y con fines de ocio. Rohmer subraya que la flexibilidad no es la única cosa que hace que un edificio sea duradero. “En arquitectura, buscamos una calidad específica y cierta opulencia, como vemos en los viejos edificios. Pero lo hacemos de una manera contemporánea. Antes, la mano de obra era barata y los materiales caros, y ahora es al revés”. Por estos motivos, al arquitecto le gusta trabajar con materiales prefabricados que a menudo se desarrollan específicamente para un proyecto concreto. Para Bloemhof, los elementos especiales de la fachada de ladrillo se diseñaron con un patrón, que evoca la misma sensación de ostentación de los edificios del siglo XIX y principios del XX.

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El edificio Bloemhof está situado en el lugar de una antigua empresa de agua

El arquitecto decidió trabajar con el sistema de ventanas CS 38-SL de Reynaers por su especial perfil estrecho, que se bisela en el exterior. Lo más excepcional es que este perfil se ha utilizado en todo el edificio, incluyendo la fachada de la entrada, que está a 3,5 metros de altura. Rohmer explica: “Al principio, las medidas parecían demasiado robustas para trabajar con un perfil tan estrecho. Pero el asesor de Reynaers para el proyecto estudió la estabilidad y la robustez y, como consecuencia de ello, pudimos conseguir la esbelta apariencia que deseábamos en todas partes”.

‘La ciudad intensa’ Tras un período en que los edificios en los Países Bajos se construían sobre todo en las áreas exteriores de las ciudades, en los últimos años el enfoque ha cambiado a la construcción en áreas urbanas. Aunque el 39% de las propuestas de construcción en ubicaciones urbanas se construyó en la década entre 1995 y 2005 (en esa década se construyó un gran número de barrios llamados VINE X, por el nombre del informe político que emitió en 1988 el Ministerio holandés de Vivienda, Planificación Territorial y Medio Ambiente), también se construyó en los límites de las ciudades, actualmente casi toda la actividad de construcción consiste en lo que se ha denominado “condensación”. El objetivo es conservar las áreas verdes de los barrios residenciales y animar a la clase media a vivir en la ciudad. La “ciudad intensa”, un concepto de edificio residencial con varias ubicaciones que se condensan y enriquecen sistemáticamente el centro de la ciudad de Groningen, es un ejemplo típico de esta estrategia espacial en la que se llenan los “orificios” de la estructura urbana. El proyecto Bloemhof forma parte de ese concepto.

El edificio, que contiene 56 viviendas para jóvenes y 1.450 m² de espacio comercial, está situado en un terreno de la antigua compañía de suministro de agua en la calle de Bloemensingel. “Hemos intentado trabajar con la cacofonía de edificios que determinan el contexto para encontrar una conexión con la estación transformadora cercana”, explica el arquitecto. “Al mantener nuestro bloque a una cierta de distancia, respetamos el monumento y, al mismo tiempo, hemos utilizado las fachadas de ladrillo ornamentado para conseguir el mismo efecto intemporal”. Pero Rohmer no deseaba específicamente recrear un edificio histórico. “Creo que la época de construcción de un edificio debe ser evidente. Los diferentes períodos de tiempo son los que hacen que una ciudad sea interesante. Ese es también el motivo por el que seleccionamos estructuras de aluminio, porque crean un aspecto elegante y moderno y contrastan muy bien con los elementos de la fachada más toscos. Maarten Schmitt, el desarrollador urbano implicado en el proyecto, proporcionó el tema “Espacio parroquial”, en referencia a espacios semipúblicos que se conciben como mediadores entre las viviendas de alta densidad, con espacio externo privado limitado, y los espacios verdes públicos de la ciudad. Como explica Rohmer: “Desarrollamos el concepto basado en ese tema a partir de un cuadrado entre el monumento y la nueva construcción, un área de entrada con un árbol y un banco que funciona como punto de encuentro entre los residentes del edificio y los del área circundante”. Este cuadrado se conecta también al espacio interno colectivo en torno al cual se agrupan las viviendas. Además, todo el pedestal de cristal del edificio, en el que se ha construido un gran espacio comercial, también funciona como intermediario entre el edificio y la ciudad. El anclaje del edificio en la ciudad es un tema importante en el trabajo de Marlies Rohmer. Una manera de materializarlo es diseñando una estructura genérica que pueda adaptarse fácilmente a varias funciones con el tiempo.

Por ese motivo, se ha diseñado una estructura en columna flexible para la planta baja en un patrón de anchura de construcción de 8,10-m. Las viviendas superiores tienen las mismas proporciones generosas y, por lo demás, se pueden distribuir como se desee. Todas las habitaciones tienen una generosa altura de techo, lo cual permite que el edificio se utilice fácilmente para trabajar, vivir y con fines de ocio. Rohmer subraya que la flexibilidad no es la única cosa que hace que un edificio sea duradero. “En arquitectura, buscamos una calidad específica y cierta opulencia, como vemos en los viejos edificios. Pero lo hacemos de una manera contemporánea. Antes, la mano de obra era barata y los materiales caros, y ahora es al revés”. Por estos motivos, al arquitecto le gusta trabajar con materiales prefabricados que a menudo se desarrollan específicamente para un proyecto concreto. Para Bloemhof, los elementos especiales de la fachada de ladrillo se diseñaron con un patrón, que evoca la misma sensación de ostentación de los edificios del siglo XIX y principios del XX. El arquitecto decidió trabajar con el sistema de ventanas CS 38-SL de Reynaers por su especial perfil estrecho, que se bisela en el exterior. Lo más excepcional es que este perfil se ha utilizado en todo el edificio, incluyendo la fachada de la entrada, que está a 3,5 metros de altura. Rohmer explica: “Al principio, las medidas parecían demasiado robustas para trabajar con un perfil tan estrecho. Pero el asesor de Reynaers para el proyecto estudió la estabilidad y la robustez y, como consecuencia de ello, pudimos conseguir la esbelta apariencia que deseábamos en todas partes”.

Sistemas Reynaers utilizados

Colaboradores participantes

Arquitecto

  • Marlies Rohmer Architecture & Urbanism

Elaborador

  • De Haan Westerhoff Geveltechniek B.V.

Fotógrafo

  • Wim Tholenaars
  • René de Wit

Otras partes interesadas

  • Friso Bouwgroep (General contractors)
  • Kirsten Hannema (Authors)